24.2.09

Hombres sólo con fachada

Para ser vistos...
(Mt 6, 1-6,16-18)

Abundan en nuestra sociedad los hombres sólo con fachada. Los que se parecen a los decorados de las películas cuya finalidad es salir en una escena unos minutos y terminar por el suelo, después de la primera tormenta. Hombres de papel, que por muy estético que sea, no tiene nada en su interior. Se ha valorado tanto el exterior y la apariencia que tenemos que es difícil no caer en este juego. Nadie permanece ajeno a la sociedad en la que vive y todo lo que se hace corriente de pensamiento termina empapando nuestra piel. Alguien dijo en alguna ocasión que para saber sinceramente lo que piensa un político hay que preguntarle las cosas cuando cree que los micrófonos están cerrados o cuando piensa que no hay periodistas que puedan oírle.
Por eso las palabras de Jesús golpean más que nunca las conciencias dormidas. Cuando el peligro de vivir desde las apariencias se hace tan evidente en nuestra sociedad de hoy. Unas palabras que nos piden que tengamos cuidado en obrar sólo para ser vistos, en actuar para que la prensa nos alabe, en vivir pendientes de la aprobación de los que tenemos a nuestro lado. Son palabras que nos invitan a entrar en nuestro aposento, en nuestra interioridad y descubrir a Dios que vive escondido en la vida, escondido en las personas.
Puede que el ayuno que Dios quiere para nosotros en estos días sea un ayuno de actividad, que encontremos tiempos para saber pararnos. Tiempos también para encontrarnos con las personas con las que vivimos, con las que nos cruzamos todos los días y ni siquiera les hablamos o en ocasiones nos las quitamos del medio porque nos molestan.
Que estos días de Cuaresma que comenzamos sean días para vivir desde el interior, no desde la fachada. Días para hacer opciones por lo que perdura, no por lo que sólo sirve un instante para sacar la foto. Opciones personales en nuestra vida y opciones como ONG, como colegio, como instituto, como grupo al que pertenecemos.