1.4.09

¡Aleluya, aleluya, aleluya!



Bendito eres, Señor,

por tu victoria sobre la muerte


¡Aleluya, aleluya, aleluya!



Bendito eres, Señor,

por tu victoria sobre la muerte

Aleluya.


Bendito eres, Señor,

por la vida nueva que has inaugurado.

Aleluya.


Bendito eres, Señor,

por la luz que nos guía.

Aleluya.


Bendito eres, Señor,

por el paso de los que caminan.

Aleluya.


Bendito eres, Señor,

por el futuro de alegría que nos ofreces.

Aleluya.


Bendito eres, Señor,

por tu resurrección gloriosa

¡Aleluya, aleluya, aleluya!




Si queremos ver a Jesús resucitado no debemos preguntar a los sumos sacerdotes, a Pilato, …


Para ver a Jesús resucitado hay que contemplar su rostro en los que no tienen voz, en los que no tienen dignidad para el mundo, en los que no se han ganado el respeto de la sociedad…


Cuando estamos tristes, cuando tenemos un problema grave o cuando estamos decepcionados, la solución siempre es estar con los pequeños, con la gente sencilla, con los vecinos... Ellos son los que nos revelan la verdad de Jesús resucitado.


Si queremos sanar el alma, vayamos adonde los pequeños, «ahí me verán», dice Jesús.

El centro de la fe es la entrega de la persona de Jesús a nosotros y la entrega de nuestra persona a Jesús y a nuestro pueblo, a los hermanos y hermanas; no lo que hacemos ni las opciones que tomamos, ni siquiera la opción por los pobres.


Una opción que no pasa por la persona de Jesús resucitado es una ideología más.


S E D: Solidaridad – Educción – Desarrollo



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